sábado, 10 de octubre de 2009

TRATAMIENTO DEL AUTISMO

El autismo no tiene cura. Resulta del todo evidente que los enfoques educativos apropiados de por vida, el apoyo a las familias y a los profesionales implicados y la provisión de servicios adecuados; pueden mejorar la calidad de vida de las personas afectadas de autismo.

A pesar de las graves dificultades de comunicación y conducta que tienen las personas con autismo, tenemos recursos para ayudarles a ellos y a sus familias. Estos recursos son: La Educación, Asistencia Médica y Psicológica.
Como cualquier niño, el niño autista puede y debe ser educado. Para ser eficaz, su educación tiene que ser casi siempre, muy personalizada y realizada por personas con un alto grado de especialización y profesionalidad y desde luego, de comprensión y de entrega. Es necesario además, que los educadores de los niños autistas posean un conocimiento profundo de técnicas y procedimientos capaces de desarrollar y ayudar a los niños. El objetivo de los educadores es el mismo que tienen las personas que educan a otros niños: hacerles más felices, más humanos, más capaces, más independientes, más comunicativos.

Los objetivos del tratamiento son los siguientes:

· Favorecer un desarrollo social y comunicativo adaptado a los diversos contextos donde la persona afectada de autismo se ubica a lo largo de su vida.
· Enseñarles competencias adaptadoras y entrenarles en funciones cognitivas y emocionales que fomenten su flexibilidad.
· Tratar aquellos problemas de conducta y trastornos emocionales asociados que interfieran con el desarrollo.
· Prestar apoyo y dar información a las familias y profesionales implicados; ayudarles a afrontar las dificultades a medida que aparecen y ayudarles para que sus propias decisiones se adapten a las necesidades de la persona afectada.
· Mejorar sus conductas y aprendizaje a través de dietas y suplementos alimenticios que requieren estos niños y a su vez informar a sus padres sobre el tema ofreciéndoles alternativas alimenticias para el caso particular de cada niño.

Es fundamental que las familias, los padres particularmente de los niños autistas, reciban toda la orientación, formación y ayuda para poder favorecer y contribuir al mejoramiento de su hijo y de su propia estabilidad familiar. Debido a las alteraciones de los niños autistas, sus familiares están sometidos a serias situaciones de tensión y es fácil que desarrollen sentimientos de frustración e impotencia sino reciben la ayuda profesional adecuada.
La orientación, asesoramiento y formación de las familias es también necesaria para que el niño se desarrolle realmente, ya que una de las características de estos niños es su dificultad para “generalizar los aprendizajes” escolares a las situaciones extraescolares. Por ello, es necesario que se mantenga una “consistencia” entre las pautas familiares y las escolares. La experiencia de las “escuelas de padres”, asesoramiento familiar, formación de las familias en los procedimientos para tratar y educar a los niños autistas, es tan necesaria como los propios centros educativos.
Naturalmente requieren de asistencia psicológica y médica debido a sus alteraciones, es importante que los procedimientos psicológicos y médicos deban estar coordinados e integrados con los educativos para conseguir objetivos eficaces.

En muchos casos, la supervisión y el tratamiento tienen que ser mantenidos durante toda la vida del autista. Este hecho plantea la necesidad de crear centros adecuados para los adultos autistas, ambientes ajustados a sus necesidades. Esta es una de las prioridades más urgentes que tenemos actualmente: la de poder completar la labor educativa y terapéutica con centros de adultos en los que éstos puedan sentirse lo mejor posible, ejercer la autonomía alcanzada, realizar actividades que llenen su vida de sentido y permitan su desarrollo emocional. Algunos autistas se desarrollan hasta el punto de poder integrarse prácticamente en el complejo mundo de las personas “normales”, pero otros muchos tienen que ser asistidos, ayudados, orientados durante toda la vida.

Para las familias de muchos es una grave preocupación el pensar en el futuro, en el momento en que los padres falten, en la actual carencia de centros adecuados para atender las necesidades del autista adulto.

La educación desde la infancia, el asesoramiento familiar, la atención psicológica y médica, el apoyo de un nutriólogo para su adecuada alimentación, la creación de centros e instituciones que puedan atender a los adultos, son las necesidades a corto plazo de los autistas. El recurso principal de ayuda a largo plazo es la investigación. La esperanza de curación del autismo depende de los esfuerzos y avances de los investigadores en la búsqueda de causas y procedimientos terapéuticos. Hasta ahora, el autismo ha sido “reacio” a mostrar sus secretos y es aún muy desconocido en sus mecanismos íntimos, pero esto no debe llevar al pesimismo o a abandonar los esfuerzos de investigación que han sido muy eficaces en los últimos años. Sus resultados pueden ser a largo plazo pero tienen una importancia fundamental.

Finalmente, la última necesidad esencial de las personas autistas es la de ser comprendidas y aceptadas. Es decir, es preciso desarrollar una mayor sensibilidad social hacia sus problemas y necesidades.
Cada uno de nosotros puede contribuir a ello con sus recursos intelectuales, emocionales y materiales. Muchos de los problemas de las personas con autismo se resolverán cuando todos nos convenzamos de que el autismo no es ajeno a nosotros y exige la colaboración de todos los que puedan sentirse integrados en la empresa de incorporarse a los demás a un mundo significativo y humano.